Desde la aparición del Covid 19 han cambiado mucho las cosas en nuestras vidas. Lamentablemente, este virus se ha cobrado la vida y la salud de demasiadas personas, y en todo el mundo. Y además de afectar a la salud, nos ha obligado a cambiar muchos hábitos en nuestro día a día. Entre otras cosas, el confinamiento provocado por el estado de alarma nos ha llevado a todos a encerrarnos en nuestras casas, en nuestros domicilios, y porque no en algunos casos en nuestros barcos.
Este inesperado escenario ha obligado a la mayoría de las empresas a habilitar el trabajo para sus empleados. Y los usuarios, también de forma obligada, han tenido que aprender herramientas de teletrabajo, que en muchos casos no habían utilizado nunca, o si lo hacían era de forma puntual y ocasional o para salir del paso en vacaciones o fines de semana.
Pero ahora este formato de trabajo a distancia se ha convertido en una necesidad, en un medio necesario para todas las empresas, para todas las personas, durante demasiados días como para que sea incómodo, lento y engorroso.
Llegar a equiparar al 100% el sistema de trabajo de la oficina con el de otra ubicación es complicado, pero acercarse al 99% hoy en día sí que es posible. Las Nuevas Tecnologías, los sistemas basados en la nube y las plataformas de movilidad facilitan mucho conseguir este objetivo.
¿Cómo consideramos que un sistema de teletrabajo es óptimo? ¿Qué parámetros debemos tener en cuenta para saber si el sistema adoptado es el óptimo? Sin duda el mejor escenario será el que más se acerque a ese 100% de equivalencia con desempeñar el trabajo en el puesto habitual en la empresa.
Publicado en el número 49 de la revista NAUTICA & YATES Magazine