La tecnología nos persigue a todas partes. El “internet de las cosas” ya es una realidad, y todos vivimos rodeados de objetos conectados a internet, y por tanto vivimos expuestos a la ciberdelincuencia, la nueva forma que tienen los “ladrones virtuales” de hacerse con un botín. Los expertos afirman que la ciberdelincuencia ya mueve más dinero que la droga, y eso es un dato preocupante.
La ciberdelincuencia ya no sólo apunta a las grandes empresas, ni a las medianas o pequeñas. Ahora apunta directamente al usuario, porque han descubierto que es la parte más frágil de la cadena tecnológica.
Las empresas, sea cual sea su tamaño, llevan años invirtiendo en seguridad en todos sus sistemas, activando, mediante hardware y software, barreras perimetrales, antivirus, antimalware y todas las armas de defensa que ayuden a protegerse.
Pero esta mejora en la protección es algo que la ciberdelincuencia tiene en cuenta, y es consciente que cada vez lo tiene más difícil si quiere seguir atacando por esa puerta.
Por otro lado, la parte en la que menos se ha invertido en las empresas es en el usuario, en su formación y conciencia para no ser el punto más débil de la cadena. Por mucho dinero que invierta la empresa en seguridad, si el usuario no tiene conciencia y no es formado en estos temas, se convierte en la puerta de entrada más fácil de derribar para los ciberdelincuentes.
NY-INFORMATICA A BORDO-60- Cap 113 – CYBERSEGURIDAD PARA EL NAVEGANTE.pdf
Publicado en el número 60 de la revista NAUTICA & YATES Magazine
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